La construcción de la nueva planta de BYD en Bahía, Brasil, se ha visto envuelta en un escándalo tras la suspensión temporal de las obras. En un operativo reciente, las autoridades rescataron a 163 trabajadores que vivían en condiciones análogas a la esclavitud, según informaron fuentes oficiales.
El Ministerio Público del Trabajo (MPT) de Brasil, en conjunto con otras entidades gubernamentales, realizó un operativo en las instalaciones de construcción de la planta de BYD, ubicada en la región de Camaçari, Bahía. Durante la intervención, se descubrió que 163 trabajadores, en su mayoría de origen chino, que vivían en condiciones que vulneraban gravemente los derechos humanos. Los trabajadores se encontraban en situación de hacinamiento, con jornadas laborales extensas y salarios que no cumplían los mínimos legales.
“Los trabajadores estaban sometidos a un régimen de abuso, sin acceso adecuado a servicios sanitarios ni a condiciones dignas de trabajo” declaró un representante del MPT. BYD había señalado que invertirá más de 3.000 millones de reales (equivalentes a 484,2 millones de dólares) en Brasil para la construcción de esta planta de fabricación de vehículos eléctricos.
"BYD Auto do Brasil reitera su compromiso con el cumplimiento integral de la legislación brasileña, especialmente en lo relacionado con la protección de los derechos de los trabajadores. Por ello, está colaborando con las autoridades competentes desde el primer momento y ha decidido rescindir el contrato con la constructora Jinjiang" Alexandre Baldy, vicepresidente senior de BYD Brasil
Tras el operativo, la planta fue temporalmente clausurada mientras continúa la investigación. BYD emitió un comunicado en el que negó categóricamente cualquier implicación directa en las condiciones denunciadas, argumentando que las irregularidades podrían estar vinculadas a contratistas externos responsables de la obra. Sin embargo, las autoridades brasileñas no descartan que BYD tenga parte de responsabilidad en la falta de supervisión adecuada de sus proveedores.
Poco después de la intervención de las autoridades, BYD anunció oficialmente la rescisión del contrato con Jinjiang Construction Brazil Ltda, la empresa tercerizada responsable de parte de las obras en la planta de Camaçari.
La investigación también incluye posibles delitos de tráfico humano, ya que la mayoría de los trabajadores rescatados habían sido trasladados desde China bajo promesas de empleo que no se cumplieron.
Bajo la lupa la ética de las empresas chinas
La planta de BYD en Bahía era un proyecto clave para la expansión de la marca china en América Latina, con una inversión estimada de millones de dólares y la promesa de generar cientos de empleos locales. Su suspensión representa un golpe significativo para la economía de la región, especialmente en un momento en el que Brasil busca consolidarse como un centro de producción de vehículos eléctricos.
El caso de BYD se suma a una serie de denuncias similares en el sector industrial de Brasil, donde el trabajo esclavo y las condiciones laborales precarias han sido problemas recurrentes. En 2023, el país registró más de 2,500 casos de rescate laboral en situaciones de esclavitud moderna, según datos del gobierno federal.
Se esperaba que el complejo entrará en operación entre finales de 2024 y principios de 2025, con una capacidad proyectada de 150,000 vehículos anuales en su primera fase. Los modelos iniciales que se producirán incluirán el BYD Dolphin, Song Plus, Yuan Plus y Dolphin Mini.
Las autoridades han prometido reforzar las inspecciones y endurecer las sanciones contra las empresas involucradas en este tipo de prácticas. Además, el incidente podría tener implicaciones legales y de reputación para BYD, afectando su posición en mercados clave como el latinoamericano.
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