BYD y Geely deben esperar: China retrasa aprobación de fábricas en Latinoamérica
- Benjamín Chellew
- hace 6 horas
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La expansión de las automotrices chinas BYD y Geely en América Latina enfrenta nuevos obstáculos. El gobierno de China ha retrasado la aprobación de sus planes de inversión para establecer operaciones de producción en la región, lo que genera incertidumbre sobre el avance de sus proyectos más ambiciosos fuera del país asiático. La decisión responde a una revisión más estricta por parte de Pekín sobre los riesgos geopolíticos y de transferencia tecnológica que implican estas iniciativas.

Según reportó Reuters, las autoridades chinas están evaluando más detenidamente los planes de expansión de BYD y Geely debido al contexto internacional, marcado por tensiones comerciales con Estados Unidos. El gobierno busca asegurarse de que las inversiones en el extranjero no representen una fuga de capitales ni una exposición tecnológica que pueda comprometer los intereses estratégicos del país.
En el caso de BYD, la compañía había anunciado en 2023 su intención de construir una planta en México, cuya ubicación se daría a conocer hacia finales de 2024. Sin embargo, el proceso ha sufrido retrasos. De acuerdo con el Financial Times, citado por Reuters, la demora está relacionada con preocupaciones del gobierno chino sobre la posibilidad de que tecnologías clave de BYD puedan filtrarse al mercado estadounidense desde territorio mexicano.
Mientras tanto, Geely ha mostrado avances más concretos en Brasil. En febrero de 2025, la compañía firmó un acuerdo con Renault para producir vehículos en las instalaciones de la marca francesa en el país, y adquirió una participación minoritaria en su filial local. Según información de CNEV Post, Geely asegura que su cooperación con Renault avanza sin obstáculos regulatorios. La marca incluso ya presentó el modelo eléctrico EX5 en el mercado brasileño, con ventas programadas para julio a través de 23 concesionarios en 18 ciudades.
No obstante, la ausencia de una aprobación formal desde China podría limitar la escala de las inversiones a largo plazo. El caso de Geely muestra que, aunque ciertos acuerdos puedan ejecutarse parcialmente, el respaldo total del gobierno chino es ahora más determinante que nunca.
Una señal del nuevo enfoque chino
Lo que antes parecía un simple trámite administrativo hoy se convierte en una pieza clave de la política industrial de China. Pekín está ejerciendo un mayor control sobre las inversiones de sus fabricantes en sectores estratégicos como la electromovilidad, imponiendo nuevas exigencias sobre cómo, dónde y por qué deben expandirse.
Esto representa un cambio importante para las marcas chinas, que durante años actuaron con relativa independencia al momento de establecer operaciones en nuevos mercados. Hoy, la expansión internacional debe estar alineada no solo con los objetivos comerciales, sino también con la visión geopolítica del Estado.
¿Qué significa esto para América Latina?
El retraso en la aprobación de las inversiones de BYD y Geely deja entrever una nueva estrategia por parte de China, en la que el Estado busca tener mayor control sobre hacia dónde se expanden sus gigantes automotrices y cómo se utiliza la tecnología nacional en el extranjero. Esto representa un giro importante frente a años anteriores, en los que muchas de estas decisiones quedaban en manos de las propias compañías.
Para América Latina, y en particular para mercados como México y Brasil, esta pausa forzada implica mucho más que un simple cambio de calendario. En el caso de México, se enfría la posibilidad de que BYD acelere su posicionamiento regional mediante una planta local que le permitiera sortear aranceles e integrarse al T-MEC. Y en Brasil, aunque Geely avanza de la mano de Renault, queda claro que cualquier expansión de mayor escala también estará sujeta a los nuevos filtros del gobierno chino.
Más allá del impacto inmediato, este nuevo enfoque podría generar una oportunidad para otros actores que ya tienen operaciones establecidas en la región. Marcas como Volkswagen, Stellantis o General Motors, que operan desde hace décadas en México o Brasil, podrían beneficiarse si las marcas chinas demoran su despliegue industrial.
Al mismo tiempo, esta situación obliga a los gobiernos latinoamericanos a replantear su estrategia para atraer inversiones extranjeras en el sector automotriz. ¿Cómo hacer que la región siga siendo atractiva para la manufactura de vehículos, en un mundo donde la geopolítica parece pesar cada vez más en las decisiones empresariales?
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