En un giro sorprendente en la larga batalla legal entre Carlos Ghosn y Nissan, el exlíder de la alianza automotriz ha presentado una demanda por valor de 1,000 millones de dólares contra la empresa japonesa. Ghosn, quien escapó de Japón en diciembre de 2019 para evadir cargos de mala conducta financiera, ahora busca justicia en su país de origen, Líbano.
Esta última acción legal promete agregar un nuevo capítulo a una historia que ha capturado la atención mundial y plantea interrogantes sobre el futuro de una de las relaciones más notables en la industria automotriz.
La demanda de Ghosn se basa en acusaciones de despido injustificado y difamación por parte de Nissan, la compañía que ayudó a rescatar de la bancarrota en la década de 1990.
Según las fuentes, el expresidente de Nissan afirma que fue víctima de una conspiración dentro de la empresa para destituirlo y manchar su reputación. Alega que la empresa japonesa lo utilizó como un “chivo expiatorio” para encubrir su propia mala gestión y fallas corporativas.
El equipo legal de Ghosn ha declarado que están comprometidos a llevar esta batalla hasta el final, buscando una compensación financiera justa por los daños sufridos por su cliente.
Además, esperan que esta demanda arroje luz sobre las supuestas irregularidades en la gestión de Nissan y revele la verdad detrás de la caída en desgracia de Ghosn.
La saga de Ghosn ha sido objeto de una intensa cobertura mediática desde que se destaparon las acusaciones de mala conducta financiera en noviembre de 2018. En un giro dramático, el exejecutivo huyó de Japón en una fuga cinematográfica que involucró una exfiltración en una caja de instrumentos musicales. Desde entonces, ha vivido en Líbano, país que no tiene un tratado de extradición con Japón.
Nissan, por su parte, ha negado repetidamente las acusaciones de Ghosn y ha mantenido que su destitución fue el resultado de una investigación exhaustiva sobre su conducta financiera. La empresa automotriz también ha argumentado que Ghosn incumplió su deber fiduciario al ocultar información a los accionistas y abusar de su posición de liderazgo.
La demanda presentada por Ghosn representa otro obstáculo en el camino hacia la reconciliación entre el expresidente y Nissan. Hasta el momento, la relación entre ambas partes ha sido tensa y plagada de acusaciones y contracusaciones. Se espera que el proceso legal sea prolongado y complejo, y su desenlace podría tener implicaciones significativas para la reputación y el futuro de Nissan.
El caso Ghosn ha llevado a una mayor atención sobre las prácticas corporativas y la gobernanza empresarial en todo el mundo, y ha planteado interrogantes sobre la efectividad de los sistemas legales y de justicia en diferentes jurisdicciones. A medida que esta nueva demanda se desarrolla, los ojos de la industria automotriz y la comunidad internacional estarán atentos a los resultados y a las posibles repercusiones que podrían surgir.
Comments