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Foto del escritorEdsson Araúz

El fabricante ruso Kamaz está considerando usar reclusos en sus fabricas

El mayor fabricante de camiones de Rusia, Kamaz, está considerando traer reclusos a trabajar en sus fábricas para compensar el déficit de mano de obra, según comentarios del director ejecutivo Sergei Kogogin.

“Estamos evaluando cómo aplicar el programa (de trabajo) desarrollado por el Servicio Penitenciario Federal”, dijo Kogogin a los periodistas.

La firma enfrenta una escasez de aproximadamente 4,000 empleados en sus instalaciones de producción en Naberezhnye Chelny, una ciudad industrial a más de 900 kilómetros (560 millas) al este de Moscú. Actualmente en estas instalaciones trabajan 24,000 empleados.

En los primeros once meses del 2021, Kamaz fabricó 39,658 vehículos, lo que representa un crecimiento del 20.6% respecto al año pasado.

La compañía, que pertenece en un 47% al conglomerado estatal Rostec y en un 15% a Daimler, ya ha traído trabajadores migrantes de Uzbekistán y ahora está considerando buscar trabajadores en las cárceles rusas.

Las restricciones vinculadas a la pandemia han llevado a muchos trabajadores migrantes a abandonar Rusia, lo que ha obligado a las autoridades y a las empresas privadas a reflexionar sobre nuevas formas de suplir la escasez de trabajadores.

El Servicio Penitenciario Federal a principios de este año propuso un plan para utilizar convictos para complementar la fuerza laboral, insistiendo en que el nuevo sistema no se parecería al vasto sistema de campos de trabajo GULAG de la era soviética.

GULAG, qué es un acrónimo de Glavnoye Upravleniye Ispravitelno-Trudovykh Lagerey, qué significa en ruso “Administrador en Jefe de los Campos de Trabajo Correctivo”. Este era un sistema de campos de trabajo soviéticos y campos de detención y tránsito y prisiones que los acompañaban que desde la década de 1920 hasta mediados de la década de 1950 albergaron a los prisioneros políticos y criminales de la Unión Soviética. El nombre GULAG había sido en gran parte desconocido en Occidente hasta la publicación de The Gulag Archipelago (1973) de Aleksandr Solzhenitsyn, cuyo título compara los campos de trabajo diseminados por la Unión Soviética con una cadena de islas.

Aunque es un poco extremista comparar la iniciativa propuesta por Kamaz y el gobierno ruso con los GULAG de la Unión Soviética, la medida ha despertado preocupación de algunos sectores. En abril, un documento del gobierno ordenó a los funcionarios que evaluaran la viabilidad de utilizar convictos para construir vías férreas, y esta medida no solo aliviaría la escasez de mano de obra, también serviría para capacitar a los reclusos y prepararlos para una vida productiva más allá de las rejas.

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