El polvo de frenos es más tóxico que las emisiones del escape, según nuevo un estudio
- Benjamín Chellew
- 23 feb
- 3 Min. de lectura
Un reciente estudio publicada en la revista Particle and Fibre Toxicology, demuestra que las partículas microscópicas emitidas por las pastillas de freno pueden ser más dañinas para la salud humana que las emisiones de los motores diésel.

La investigación, publicada en febrero de 2025, analizó el impacto de las emisiones no provenientes del escape, como las partículas de frenos, neumáticos y carreteras, en la salud pulmonar. Los científicos encontraron que el polvo de frenos contribuye hasta un 55% de las emisiones no provenientes del escape.
La contaminación por partículas se refiere a la presencia en el aire de pequeñas partículas sólidas y líquidas en suspensión, conocidas como material particulado (PM, por sus siglas en inglés). Estas partículas pueden tener distintos tamaños y composiciones. En el caso de los frenos, la contaminación por partículas se produce debido al desgaste de las pastillas y los discos durante la frenada, lo que libera fragmentos microscópicos
Este polvo, compuesto por elementos como hierro, cobre y zinc, además de diversos abrasivos, lubricantes y fibras de refuerzo, no solo se acumula en las ruedas de los vehículos, sino que también contamina el agua y el aire. Actualmente, no existen regulaciones específicas sobre los componentes que pueden utilizarse en las pastillas de freno.

Un aspecto particularmente preocupante es la presencia de cobre en algunas pastillas de freno, introducido como reemplazo del asbesto debido a sus conocidos riesgos cancerígenos. Sin embargo, el cobre también ha demostrado ser perjudicial para la salud.
Las finas partículas emitidas por las pastillas de freno que contienen cobre están asociadas con enfermedades como fibrosis pulmonar, cáncer y adenocarcinoma pulmonar. De hecho, el estudio encontró que las partículas emitidas por las pastillas de freno orgánicas sin asbesto (NAO, por sus siglas en inglés) pueden ser más tóxicas para las células pulmonares humanas que las partículas de escape de los motores diésel.
Las pruebas de laboratorio mostraron que la exposición prolongada a estas partículas puede inducir inflamación crónica en los pulmones, aumentando el riesgo de enfermedades respiratorias graves. Además, los investigadores determinaron que las pastillas cerámicas, aunque más duraderas y con menor generación de polvo, también liberan partículas que pueden afectar la salud a largo plazo.
"La gente generalmente asocia la contaminación de los automóviles con los tubos de escape y piensa que los vehículos eléctricos no tienen emisiones. Sin embargo, los vehículos eléctricos aún producen material particulado debido a la fricción y al desgaste de la carretera, los neumáticos y los frenos". Dr. James Parkin, de la Universidad de Southampton y autor principal del estudio
Además, el estudio identificó que las pastillas de freno orgánicas sin asbesto fueron las más potentes en inducir inflamación y otros marcadores de toxicidad, superando incluso a las partículas de escape diésel en términos de daño a las células pulmonares humanas. Las pastillas cerámicas fueron las segundas más tóxicas en este aspecto.
Es importante destacar que las emisiones no provenientes del escape, como el polvo de frenos, actualmente no están reguladas por ninguna legislación. Estas fuentes de contaminación representan la mayoría de las emisiones de material particulado de los vehículos, siendo el polvo de frenos el principal contribuyente entre ellas.
Las emisiones de escape han sido la principal preocupación de la sociedad, como resultado, estas se han disminuido con el tiempo gracias a los avances en tecnologías de reducción de emisiones, como nuevos sistemas de inyección, y los filtros de partículas diésel de alta eficiencia. Además, muchos gobiernos han implementado cambios en la legislación con el objetivo de reducir aún más las emisiones de escape. Si bien las emisiones de escape han sido objeto de regulaciones y mejoras tecnológicas, las emisiones no provenientes del escape, especialmente las generadas por el desgaste de los frenos, representan una fracción cada vez mayor de la contaminación por partículas (PM) relacionado con el tráfico.
A pesar de su creciente relevancia, la información sobre su impacto sigue siendo limitada. En este estudio, se ha demostrado que las partículas derivadas del desgaste de los frenos tienen un efecto más significativo en la alteración de la homeostasis celular en comparación con las emisiones de escape diésel, siendo este efecto directamente proporcional al contenido de cobre presente en las pastillas de freno orgánicas sin asbesto (NAO) y cerámicas.
Los cambios en las vías biológicas observados han sido vinculados con diversas enfermedades graves, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la fibrosis pulmonar idiopática (FPI), el cáncer, enfermedades cardiovasculares, Alzheimer y el envejecimiento prematuro.
No obstante, las emisiones no provenientes del escape solo han comenzado a considerarse recientemente en la regulación ambiental, y hasta el momento, las propuestas existentes no contemplan restricciones sobre su composición química con el fin de proteger la salud humana.
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