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Foto del escritorBrasil Moscoso

Estudio revela el nivel de degradación de autonomía entre la carga rápida y carga lenta

Actualizado: 11 feb



Recurrent Auto realizó un análisis de los datos de carga rápida en más de 12,500 vehículos en los Estados Unidos para saber si el software y los mecanismos de seguridad en el sistema de administración de la batería evitan daños a la batería. Cabe señalar que todos los vehículos mencionados en el estudio fueron Tesla.


Una de las mayores preocupaciones de los dueños de vehículos eléctricos con la carga rápida es que, teóricamente, esta puede dañar la batería al inyectar energía al auto demasiado rápido. Esto conduciría a una pérdida de alcance irreparable a largo plazo.


Sin embargo, en cada modelo de eléctrico, las limitaciones de software y batería controlan qué tan rápido puede cargarse el auto. La velocidad de carga también depende de la temperatura, el estado de carga e incluso la antigüedad de la batería.


El análisis inicial realizado por el equipo de Recurrent sugiere que los hallazgos del estudio se pueden aplicar en todos los modelos de Tesla y otros fabricantes de vehículos eléctricos, aunque ahora se está llevando a cabo una investigación mucho más detallada sobre otros modelos populares.



En resumen, los robustos sistemas térmicos, de voltaje y de gestión de baterías en los que han invertido los fabricantes de autos eléctricos protegen sus baterías de daños con el uso rutinario de sistemas de carga rápida.


Sin embargo, esto no es garantía de que no pueda ocurrir ¿Cuándo es más probable que la carga rápida cause daños? Existen algunas situaciones específicas en las que la carga rápida puede tener un mayor impacto en la batería de un vehículo eléctrico. La carga rápida en condiciones de calor extremo sin preacondicionar la batería.


El preacondicionamiento se produce cuando el sistema de gestión térmica del auto enfría la batería para que pueda aceptar una tasa de carga más alta sin sobrecalentarse. Por lo general, si se configura auto para una estación de carga rápida, la batería estará preacondicionada.


Del mismo modo, se debe preacondicionar la batería antes de hacer una carga rápida en frío extremo. A menudo, conducir un poco antes de la carga rápida es suficiente para calentar la batería o llegar al cargador rápido utilizando la navegación de su auto. Se debe evitar la carga rápida en estados muy bajos o muy altos, ya que la resistencia de la batería es mayor en estos niveles y ejerce una presión adicional.



El estudio comparó vehículos eléctricos que usan carga rápida más del 90% del tiempo con autos que usan carga rápida menos del 10% del tiempo. En otras palabras, personas que casi siempre utilizan carga rápida en su auto y personas que muy rara vez la usan.


Los resultados no muestran diferencias estadísticamente significativas en la degradación del rango autonomía entre los modelos de Tesla incluidos en la investigación. Sin embargo, los resultados de Recurrent, muestran los robustos sistemas térmicos, de voltaje y de gestión de baterías en los que han invertido los fabricantes de vehículos eléctricos protegen sus baterías de daños con el uso rutinario de sistemas de carga rápida.


El estudio revela que todavía es difícil cuantificar con precisión cuánto afecta la carga rápida  a la salud de la batería a largo plazo, pero por ahora sabemos que está bien en pequeñas dosis. Las baterías actualmente tienen una gran cantidad de software y hardware para protegerlas y garantizar que tengan la temperatura correcta antes de aceptar alto voltaje para evitar daños en las mismas.


En 2020 otro estudio encontró que los vehículos a batería, incluidos los eléctricos e híbridos enchufables (PHEV), encontraron una degradación de la batería de entre el 0 % y el 4.1 % en el primer año, siendo el modelo de mejor rendimiento el Chevrolet Bolt EV y el peor el Mitsubishi Outlander PHEV.

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