En medio de las crecientes tensiones geopolíticas y la reconfiguración del mercado automotriz global, Hyundai Motor ha acordado vender su planta en Rusia a la firma local Art-Finance por una suma simbólica de 10,000 rublos, equivalentes a apenas $111 dólares al cambio actual.
La planta de San Petersburgo, cuya producción fue suspendida en marzo de 2022 tras la invasión rusa a Ucrania, tiene una capacidad anual de más de 200,000 unidades y ha sido clave en la fabricación de modelos populares como el Hyundai Solaris, Hyundai Creta, Kia Rio y Kia Rio X-Line. Antes del conflicto, Hyundai, junto con su filial Kia, dominaba el mercado ruso, ubicándose entre las tres marcas más vendidas. Sin embargo, las ventas se han desplomado drásticamente, pasando de 400,000 vehículos combinados en 2019 a solo seis vehículos vendidos en agosto de este año.
La venta incluye una cláusula de recompra, permitiendo a Hyundai retomar la propiedad de la planta dentro de los próximos dos años. A pesar de esto, la compañía prevé una pérdida de 287 mil millones de wones ($219.19 millones), un reflejo claro de las difíciles decisiones que enfrentan los fabricantes de automóviles en el contexto actual.
Este paso de Hyundai sigue la tendencia de otros grandes fabricantes occidentales que han optado por vender sus operaciones en Rusia a precios nominales. Por ejemplo, Nissan vendió sus instalaciones locales al Instituto Central de Investigación, Desarrollo Automotriz y de Motores de Rusia por tan solo 1 euro el año pasado, asumiendo una pérdida de 100 mil millones de yenes ($687 millones).
La decisión de Hyundai de vender su planta solo es un reflejo de la incertidumbre del mercado automotriz en el contexto de la guerra en Ucrania, de la que no se prevé una salida a corto plazo. Pero mientras las marcas occidentales se retiran, las marcas chinas están ganando terreno, con una expectativa de controlar el 80% del mercado del país más extenso del mundo.
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