Muchas personas asocian erróneamente el motor de combustión interna con los gases que despiden los motores diésel, algunas industrias ya obsoletas y las emisiones de CO₂. Sin embargo y, a pesar de que hasta cierto punto tengan mucha razón, no es totalmente correcto.
Así lo describe Bart Somers, un investigador de energía y profesor asociado en el departamento de Power & Flow de la facultad de Ingeniería Mecánica en la Universidad Tecnológica de Eindhoven y también afiliado al instituto de energía EIRES. En una reciente entrevista a la serie de podcasts holandés Sound of Science en su episodio #34, explica por qué cree que el motor de combustión interna todavía tiene un futuro sostenible.
En el podcast también explica por qué la grasa desechada de las papas fritas puede convertirse en una verdadera mina de oro para Bélgica. Algo en lo que el anfitrión del podcast, Lieven Scheire dijo estar muy interesado.
“En este momento estamos apostando demasiado por un caballo en los Países Bajos. Simplemente no podemos darnos el lujo de no hacer todo lo posible para reducir el CO₂ y las emisiones de óxido de nitrógeno lo más rápidamente posible. Realmente no podemos esperar hasta que todo esté electrificado”.Bart Somers, investigador de energía de la Universidad Tecnológica de Eindhoven.
Durante la entrevista, Somers también indica que un motor de combustión preparado para el futuro debe utilizar combustibles sostenibles esto tendrá una importancia clave para el sector del transporte, donde la electrificación de momento no es una opción viable debido al tamaño y el peso de las baterías necesarias para mover este tipo de vehiculos de carga, refiriéndose a camiones, barcos y aviones.
“El proceso de combustión es extremadamente corto, no dura más de 2 milisegundos. Para poder filmar eso, necesitamos cámaras muy rápidas, con cientos de miles de fotogramas por segundo”.Bart Somers, investigador de energía de la Universidad Tecnológica de Eindhoven.
Según el investigador, a corto plazo los vehículos ordinarios de pasajeros con motores de combustión interna también podrían beneficiarse de un tipo de combustible más sostenible, sin la necesidad de seguir la creciente tendencia de hacer desaparecer estos motores.
El investigador deja claro que tiene altas expectativas en los combustibles alternativos con un bajo nivel de emisiones de CO₂. Destaca entre ellos a los biocombustibles de segunda y tercera generación, el hidrógeno y los llamados combustibles electrónicos. Estos son combustibles artificiales fabricados mediante la síntesis de H₂ y CO₂, o N₂ producidos de manera sostenible, por ejemplo el metanol y el amoníaco.
Somers reconoce que quemar estos combustibles de una manera más limpia y eficiente no es una tarea fácil. Para ello, su equipo utiliza algunos de los más avanzados modelos matemáticos, motores de prueba, sistemas láser y cámaras especiales para entender exactamente cómo funciona la combustión.
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