Lexus ha reescrito sus propias normas con el desarrollo del nuevo crossover urbano LBX, y en concreto ha reinventado algunos de sus convencionalismos de diseño más habituales.
Este nuevo y radical modelo híbrido autorrecargable –el Lexus más compacto hasta la fecha– tiene un estilo que lo distingue de sus compañeros de filas más grandes y señala su intención de cautivar el corazón y la mente de una nueva generación de clientes de la marca.
Y si lo que buscamos es un elemento sorpresa, cabe destacar que su imagen de “aplomo”, al estilo de un SUV, se inspira en parte, en la forma de los tradicionales pasteles de arroz japoneses Kagami-Mochi, otro ejemplo de cómo Lexus bebe de la estética de su legado en sus diseños contemporáneos.
El equipo que creó el LBX fue alentado por la alta dirección de la compañía a ser audaces en sus planteamientos, avanzando en los principios de diseño del “Siguiente Capítulo” de Lexus que han definido la más reciente generación de los modelos NX, RX y RZ. El propósito era crear un vehículo con un poderoso atractivo visual para aquellos jóvenes urbanitas que buscan una calidad premium combinada con una imagen y un aire más informales y contemporáneos.
Se trata de un Lexus que se puede conducir cómodamente, apreciando al mismo tiempo la factura artesana de lujo y la calidad premium por las que viene siendo conocida la marca.
Nada hace más patentes las intenciones de los diseñadores que el estilo frontal del LBX, que presenta una nueva “cara” de Lexus. La parrilla de doble punta de flecha, un rasgo característico de todos los modelos de Lexus durante más de una década se ha reinventado como una unidad más pequeña, uniforme y sin marco que se funde con la carrocería.
Gracias al motor híbrido compacto, se ha rebajado la altura del borde frontal del capó, por debajo del nivel de los faros, inspirándose en la “Imagen decidida” que caracterizó a los modelos Lexus desde el año 2000 y sucesivos. Algunas novedades son la ingeniosa integración de las luces diurnas y los intermitentes en un mismo grupo óptico, con el familiar motivo “L” de Lexus invertido para apuntar en la dirección del giro.
La presencia poderosa y la sensación de potencia forman parte de la imagen tradicional de un SUV, cualidades que reproduce el LBX a pesar de sus dimensiones compactas. En la vista lateral se observan claramente los elementos clásicos: voladizos cortos para un manejo más ágil y prominentes pasos de las ruedas delanteras y traseras. Conseguir unas superficies lisas y poderosas en torno a las puertas traseras resultó ser uno de los principales retos, pero se trata de un elemento clave de la impresionante presencia del vehículo.
Lo que más llama la atención son los neumáticos de gran diámetro y las llantas de 18 pulgadas, con las que el LBX traslada una potente sensación de estabilidad, aprovechando su bajo centro de gravedad. La percepción visual es que se trata de un vehículo que se puede conducir con confianza, ya sea en las calles de la ciudad, explorando carreteras secundarias o circulando por la autopista.
La inspiración de las poderosas proporciones del LBX llega de una fuente sorprendente, los tradicionales pasteles de arroz japoneses Kagami-Mochi que se preparan como ofrenda religiosa para el Año Nuevo. Estos pasteles están hechos con dos discos, uno más pequeño colocado sobre uno más grande. Si se observa el vehículo desde atrás, el equilibrio de formas del LBX se refleja en un habitáculo compacto colocado sobre una poderosa parte inferior de la carrocería, otra señal visual que implica un centro de gravedad bajo y un manejo estable.
El desplazamiento hacia abajo de la matrícula en el paragolpes posterior ha dado lugar a un portón trasero limpio y despejado, que pone de relieve el nombre LEXUS. Igual que otros SUVs de Lexus, el LBX tiene una barra luminosa posterior con su propio diseño especial. En este caso, rebasa el contorno del portón hacia los pasos de las ruedas traseras, subrayando la anchura y el aplomo del vehículo.
El diseño, claro está, es mucho más que una imagen atractiva: en todo el conjunto se han incorporado pequeños detalles para conseguir el mejor rendimiento aerodinámico posible. Este, a su vez, es un factor importante para dotar al vehículo de una conducción estable y optimizar el consumo. La forma del techo, el alerón y los grupos ópticos está pensada para despejar el aire por encima y por los lados del vehículo. Las molduras están colocadas a ras de la carrocería, y se han instalado aletas en los bordes inferiores de los largueros laterales para sumar eficiencia aerodinámica.
Para lucir al máximo las líneas del LBX, Lexus ofrece una selección de colores exteriores que incluye vibrantes tonalidades en rojo, amarillo y azul, así como la opción de una impresionante ejecución bitono, con contraste negro en el techo y los pilares.
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