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Foto del escritorBenjamín Chellew

¿Por qué los aranceles a los vehículos chinos no detendrán su avance mundial?

En Estados Unidos, la tendencia para proteger la producción local es el aumento de los aranceles a los automóviles de fabricación china. Otros mercados como Europa plantean medidas similares y sugieren alternativas para enfrentar la competencia china en el sector automotriz. Pero, ¿podrán realmente frenar al gigante asiático?

BYD

La industria automotriz china ha crecido exponencialmente, convirtiendo a China en el mayor exportador de autos del mundo. Sin embargo, a pesar de los aranceles impuestos por Estados Unidos, estas medidas podrían no ser suficientes para frenar el avance de los vehículos híbridos y eléctricos chinos en el mercado global.


Hace cuarenta años, la industria automotriz china apenas existía. Hoy en día, China produce suficientes vehículos para abastecer a la mitad del mundo, y sus fabricantes están ansiosos por ingresar al mercado estadounidense. En 2020, China exportaba cerca de un millón de vehículos al año, mientras que en 2023 la cifra ya era de cinco millones de unidades, según cifras de la Asociación China de Fabricantes de Automóviles (CAAM).


El presidente Biden ha impuesto aranceles significativos a los vehículos eléctricos chinos, duplicando su precio de entrada al mercado estadounidense. Sin embargo, muchos expertos creen que estas medidas no serán efectivas a largo plazo y podrían causar más daño que beneficio a la industria automotriz estadounidense.


En 2024, los aranceles sobre los vehículos eléctricos chinos aumentaron del 25% al 100%, y la administración alega que China mantiene prácticas como subsidios a sus fabricantes por la sobrecapacidad, lo que justifica estas medidas.


La Comunidad Europea ha tomado una medida similar esta semana hacia los autos eléctricos chinos. Los nuevos aranceles, que varían entre el 17% y el 38%, se sumarán al arancel comunitario vigente del 10%, acercando el arancel global más elevado al 50%.


Occidente debería aprender de China cómo enfrentar la competencia extranjera. Cuando Occidente se interesó por vender autos en el gigante asiático, el gobierno chino hizo que las marcas extranjeras crearan 'joint ventures' con sus fábricas, lo que permitió la transferencia de conocimientos y mejoras de calidad entre los fabricantes de automóviles chinos.


Estados Unidos y Europa deberían implementar políticas que fomenten la fabricación conjunta y la inversión de empresas chinas en sus territorios. Esta estrategia podría replicar el éxito de la integración de fabricantes japoneses y coreanos en el mercado de EE. UU. en décadas anteriores.


Además, la administración Biden ha incrementado los aranceles sobre una variedad de materiales clave utilizados en la fabricación de autos eléctricos, incluyendo baterías de iones de litio, grafito, imanes, acero, aluminio y semiconductores, debido a la dependencia significativa de China en estos segmentos, lo que terminará afectando de igual forma a los fabricantes locales.


El aumento de los aranceles ha llevado a un incremento en los costos de las partes que los fabricantes de automóviles estadounidenses obtienen de China u otros lugares. Por ejemplo, GM y Ford informaron que los aranceles de la era Trump en 2018 les generaron costos adicionales de mil millones de dólares en acero y aluminio. Además, estos aranceles pueden haber acelerado la globalización de las empresas chinas, que buscan eludir las reglas comerciales invirtiendo más allá de sus fronteras, construyendo fábricas en lugares como México, África, Europa y Asia.


Los vehículos chinos han mejorado significativamente en calidad y tecnología. Hace quince años, los autos chinos eran considerados de baja calidad, pero hoy en día son altamente competitivos. Más que una amenaza, es claro que muchas de sus marcas han llegado para quedarse, y esta creciente industria puede abrir una serie de oportunidades.


Países industrializados con tratados comerciales con Estados Unidos como México podrían capitalizar esta coyuntura. Ya se sabe del interés de marcas chinas en abrir fábricas allí, permitiendo que el producto final sea considerado completamente mexicano, lo que significa que las empresas chinas evitan los aranceles y sanciones de Washington.


Great Wall Motors anunció que este año definirá la ubicación de su planta en México, mientras que casi en paralelo anunció el cierre de sus oficinas en Europa y con esto sus planes de expansión en el viejo continente. BYD ha tomado medidas similares en Europa, donde ya fabrica autobuses eléctricos en sus instalaciones de Hungría y podría expandirse pronto para dar espacio a autos que serían completamente fabricados en Europa.


Occidente tiene un claro dilema que enfrentar, pero lo más importante será mantenerse competitivo implementando estrategias adicionales para competir eficazmente con la industria automotriz china. Invertir en tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial y la automatización en la fabricación, puede aumentar la eficiencia y reducir los costos de producción.


Estas medidas, combinadas con políticas que promuevan la investigación y el desarrollo, fortalecerían la capacidad de las industrias occidentales para enfrentar la competencia china y asegurar su posición en el mercado global del futuro.

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