En un reporte de Associated Press ha generado alarmas en la industria automotriz y ambiental, un estudio reciente ha revelado que el refrigerante utilizado en los sistemas de aire acondicionado de vehículos, y otros equipos de refrigeración podría ser miles de veces más perjudicial para el calentamiento global que el dióxido de carbono (CO2). Estas conclusiones arrojan nueva luz sobre la urgente necesidad de abordar los aspectos ambientales de la movilidad y replantear las prácticas de refrigeración en la fabricación de automóviles.
El estudio detalla cómo el refrigerante, conocido como HFC-134a, y su equivalente, HFO-1234yf, que son utilizados comúnmente en sistemas de aire acondicionado de vehículos. Aunque estos refrigerantes son efectivos para enfriar el interior de los automóviles, su impacto en el calentamiento global es significativamente mayor que el del CO2, un gas de efecto invernadero ampliamente reconocido.
De acuerdo con el estudio, un solo kilogramo de HFC-134a tiene un impacto potencial de calentamiento global aproximadamente 1,430 a 1,650 veces mayor que un kilogramo de CO2 durante un período de 20 años. Además, los refrigerantes HFO-1234yf, considerados como una alternativa más ecológica, todavía pueden ser hasta 10 veces más perjudiciales que el CO2.
Estos resultados arrojan luz sobre un aspecto importante, pero a menudo pasado por alto de la movilidad y la sostenibilidad. Si bien gran parte de la atención se centra en la eficiencia de combustible y la transición a vehículos eléctricos, los sistemas de aire acondicionado juegan un papel crucial en la experiencia de conducción y el bienestar de los ocupantes.
La forma de comparar los gases dañinos es el “Potencial de Calentamiento Global” o GWP, que la Agencia de Protección Ambiental (EPA) define como cuánta energía puede absorber un gas en una tonelada durante un cierto período de tiempo, en comparación con una tonelada de dióxido de carbono. A lo largo de un siglo, el GWP del dióxido de carbono es 1 GWP, por lo tanto. El metano, el segundo gas de efecto invernadero más importante después del dióxido de carbono, es de 28 GWP, o 28 veces peor. El refrigerante común conocido como R-410A tiene un potencial de calentamiento global de 2,088 GWP.
En 2016, la Enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal propone reducir gradualmente el uso de los hidrofluorocarbonos que dañan el clima en un 85% para 2036, por lo que esta reducción gradual está en marcha actualmente.
El impacto del refrigerante en el calentamiento global subraya la importancia de abordar todos los aspectos de la movilidad y la fabricación de automóviles en la lucha contra el cambio climático. La industria automotriz se enfrenta a un desafío significativo para reducir su huella ambiental y adoptar prácticas más sostenibles a medida que avanzamos hacia un futuro más limpio y ecológico.
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