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Foto del escritorEdsson Araúz

¿Sabía que Peugeot producía aviones?

Al comienzo de la aventura automovilística de Peugeot, Armand Peugeot le pidió a su amigo Fréderic Rossel, también graduado en la École Centrale de París, que lo ayudara en la construcción de automóviles. Excelente ingeniero, Rossel convenció a Peugeot de cambiar de los primeros motores horizontales a verticales. En 1902, sin embargo, Fréderic decidió montar su propio negocio, fundando Rossel en Sochaux (Francia), destinado a crear autos de alta gama rivales del potente Daimler-Benz. Sin embargo, esta iniciativa no tuvo éxito. 

La relación entre Peugeot y la Fuerza Aérea francesa comenzó de manera improvisada en 1905, con la compra por parte de la compañía Santos-Dumont de un motor de dos cilindros para equipar sus aeronaves. El motor se colocó en la parte delantera del dirigible que en el mismo año hizo pruebas en la playa de Deauville (Francia).

Ambas experiencias fueron útiles en 1909 cuando la fábrica de automóviles de Rossel atravesaba dificultades económicas y, junto a su amigo Armand Peugeot, decidieron fundar la “Société Anonyme des constructions aériennes Rossel-Peugeot”. Desafortunadamente, esta actividad tuvo problemas para despegar y solo se construyeron tres prototipos, entre ellos, un avión monoplaza con una envergadura de 10,20 metros, 9,30 metros de largo, una superficie de carga de 20 m2 y un peso de 350 kg, incluido el motor Gnôme et Rhône de 50 caballos. La joven compañía también estudió y construyó algunos motores estelares de 7 cilindros y uno de 4 cilindros en línea con válvulas en cabezote y refrigeración por agua. Este motor se llamó Aviatick.

Mientras tanto, en las fábricas de Issy-les-Moulineux, cerca de París, se estudiaron nuevos motores Peugeot para aviación siguiendo las enseñanzas de Ernest Henry, el ingeniero que había diseñado el motor del L76 con el que Peugeot había ganado Indianápolis y otras carreras importantes. Henry, para Peugeot, diseñó el motor de avión L112 con la misma arquitectura: un V8 de 200 caballos que fue construido por Peugeot en 1,014 unidades para equipar los bombarderos Voisin. Las Fuerzas Armadas francesas necesitaban cada vez más armamentos para cubrir las necesidades de la Primera Guerra Mundial, y la Casa del León participó con sus fábricas parisinas, construyendo los motores Hispano-Suiza de 200 y 300 caballos bajo licencia en 1916 y los Bugattis de 1918. Peugeot construyó 8,060 unidades y, por supuesto, también se encargó de su revisión y reparación. Al final de la guerra, la producción de motores de avión Peugeot continuó con un lote adicional de 1,500 unidades de 300 hp, antes de que las plantas se convirtieran en la producción de repuestos para vehículos descontinuados o en un taller de reparación.

En 1921, las Fuerzas Armadas volvieron a pedir a Peugeot que participara en la licitación por un motor de gran cilindrada de al menos 600 caballos. En el Salón de Aviación de 1922, Peugeot presentó el L38: un motor X de 600 HP. Pese a la no adjudicación del pedido, Peugeot siguió interesándose por la aviación y en julio de 1934, con su Compagnie Lilloise des Moteurs (CLM), probó un motor diésel de dos tiempos con cilindros opuestos con licencia de Junkers. Se fabricaron un par de especímenes, se probaron en tierra en julio de 1935 y en vuelo a finales de ese año.

El 14 de septiembre de 1935 se constituyó un importante pedido industrial: se firmó un contrato entre Peugeot e Hispano-Suiza para la construcción en los talleres de Garenne (Francia) de motores aeronáuticos de gasolina que requerían 2.700 componentes de alta precisión. En julio de 1936, se presentó al mercado este motor. Sin embargo, tras realizar 56 motores, en abril de 1938 terminó la experiencia con Hispano-Suiza.

Con la invasión de Francia por parte de Alemania, las Fuerzas Armadas pidieron a Peugeot que construyera motores tipo Gnôme et Rhône Mars y, a partir de 1940, también fabricía 250 trenes de aterrizaje y 125 fuselajes. Desafortunadamente, la Werhrmarcht alemana ocupó las fábricas de Peugeot en Sochaux y, obviamente, se impidió la realización de las órdenes militares. Los invasores tomaron plantas y materiales, así como componentes terminados en stock. Así terminó definitivamente la experiencia de Peugeot en el sector de la aviación, centrando la atención en el desarrollo de las cuatro ruedas.

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